Mi niño interno va caminando por el parque de las memorias con el dolor agarrándome la mano izquierda, y la fe agarrándome la mano derecha. Poco a poco voy soltando la mano izquierda. Ya no agarro el dolor tan fuertemente, y le suelto la mano. Esa mano la uso para abrazar a la fe del brazo entero, y entregarme a ella.
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